mayo 22, 2014

Co-Funder/CEO

Últimadamente tengo la obsesión de ver un CEO enorme y soberbio frente a mi nombre.
Y se me va la puta vida imaginando, tratando de adivinar el sabor de eso.
Hace exactamente 373 noches que llego a casa y está vacía y que la comida congelada me da una calurosa bienvenida.
Y me sumerjo en una tina y pienso en ti. 
Ese que no existe
Pienso en el híbrido con la ambición y la ostentosa forma de mimarme  de Javier, la forma alocada y sin reservas de amarme de David, que me provoque el mismo orgullo que me provocaba Daniel cuando me despertaba y lo veía dormir en mi cama, que tenga el origen exótico de Carmelo, que me lleve de la mano a su cálida cama como Renato ... hermoso... hermoso como Samuel y alto, alto... jodidamente alto como Chepe
Joder, pasa el tiempo y me hago vieja, amarga, desabrida y exigente. 
Y me acuesto en mi cama y mis triunfos y mi ego diabético me abrazan. 
Mientras ellos, todos y cada uno, duerme en los brazos de otra chica esta noche.

(Al día de hoy ya soy Co-Funder/CEO de una prometedora empresa que vale 11 millones de cojones y tiene unas gordas utilidades. Pero aún no pierdo la esperanza de casarme con mi híbrido bajo un árbol de moras)

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