marzo 04, 2018

Estas letras están escritas en el más horrible marrón.

No he tenido paz desde que te fuiste de mí
Hace no sé cuantos días no duermo y apenas puedo comer.
Soy un vestigio del vestigio que solía ser antes de tu aplastante presencia.
Espero desintoxicarme de ti. Despedirme de tus formas casuales.
Cerrar las heridas y ahogarlas en el fondo de un océano.
He manejado por las carreteras del destino pensando en nosotros y me pude dar cuenta
de lo infinitamente frágil que es la vida y aún más el amor.
Sé que siempre digo que se terminó. Y mis huesos se cocinan en un restaurante clandestino en Tokio.
Esta creatividad duele. Y ahora que lo pienso dolía más lo lineal que yo planteabla mi vida iba a tu lado.
Te suelto, te suelto como puedo. Con lagrimas escurriendo de cada una de mis entrañas. Te tuve miedo. Te deseo lo mejor, y lo digo frente al espejo todos los días, pero no me lo creo.
Me enseñaste a ver cual era el tipo de persona en el que no debo convertirme. Que no quiero ser.
He pensado en largarme de esta cuidad. Comenzar de nuevo en algún otro lugar, pero sé que es inutil porque llevare impresos tus besos secretos debajo de mis párpados y en mis costillas rotas.
He caminado por calles vacías a mitad de la noche. Soy un zombie que te busca en los recuerdos lacónicos de un pasado que aunque duela, ya se fue.
Es invierno y es infierno por siempre. Vuelvo a la oscuridad de Amy. 
A veces estallas en mis sueños en medio de la noche y preferiría un millón de veces que me abrieran el estómago y me insertaran rocas interestelares.
Aún quedan trazas de la forma en la que solías abrazarme. Está habitación sigue llena de cosas que alguna vez fueron nuestras. Como alguien que ha muerto y los que quedan se rehúsan a mover una pulgada.
Cuanto lamento lo mucho que nos equivocamos. 
El terremoto vino a romper algo más que edificios...
Respiro por instinto. Esa Ann que solía hacerse cargo ahora está sedada y dormida, estoy en función automática. Presiona todos los botones, nos estrellamos.
Y aunque es doloroso pensar que contigo ya no habrá mañanas, sabré que he librado tal vez la batalla más grande de mi vida, después de la que yo mantengo contra mí. 
He vomitado mi dosis diaria de dolor, pero no me siento mejor, supongo, eventualmente sucederá.



















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